Entradas populares

lunes, 24 de enero de 2011

No seas racista.

Tú y tú. Te digo a ti. ¿Tú no eres un racista de esos? Creo que no. Porque no parece que lo seas. Entonces…
Venga, yo te cojo a ti como el protagonista, serás mi protagonista del cuento. Tú y alguno más de tus amigos o familiares. Un día de esos que lo dejas todo: tu trabajo, tus estudios, tu familia que te están ya agobiando un poco. Y uno de tus amigos se apunta contigo a ir por ahí, con relax y tranquilidad, a hablar un poco de todo. Por ejemplo te vamos a llamar David y a tu amigo Liang, como habrás notado es un extranjero, por ejemplo un chino. Sois los dos los típicos estudiantes. Vamos de esos que se saltan las clases y hacen mal los deberes y no les importa que día es; por supuesto el lunes, después del finde, no es posible que los deberes estén hechos. Como decíamos hoy vais a dedicar todo el día a estar por ahí los dos juntos.
Quedáis en uno de los sitios donde soléis quedar siempre. Tú llegas primero y esperas a tu amigo que está a punto de llegar. Y en esos momentos sientes como cariñosamente te acaricia el viento, y te da tiempo a recordar y pensar cuánto vale para ti ese amigo, las cosas que habéis vivido juntos. Pero nunca, nunca le has dicho lo que significa para ti tu mejor amigo, qué harías sin él en los momentos difíciles, en esos momentos cuando tú le necesitabas y estaba siempre a tu lado. Y siempre estará contigo…
Pero nunca tendrás fuerza para decirle cuánto vale él para ti hasta que se vaya de tu vida y entonces entenderás lo importante que era para ti.
Mira ya viene por allí tu amigo Liang, anda tan deprisa, camina rápido por la calle pensando: “¡vaya! he tardado y él me está esperando.”
– Perdona tío es que mi madre me tenía que contar cosas y no he podido salir antes. Dijo Liang mirando con mucha lástima a David.
- No pasa nada. – Dijo David – Mi madre es igual.
- Bueno ya has venido que es lo más importante. Y vámonos ya a tomar algo porque si no se nos va a hacer tarde. – Dijo David a Liang.
Se van a un típico bar de cañas y pasan allí unas cuantas horas hablando el uno con el otro, contándose cosas de su vida, riéndose, se lo pasan de maravilla los dos. Parece que nadie nunca podrá separarlos. Porque nunca nada destrozara su amistad. Son uno solo , un mundo entero y parece que hasta los dioses les tenían envidia por tener una amistad tan fuerte y grande. Su amistad representaba una amistad de nacionalidades. No importa tu raza, ni tu nacionalidad puedes tener amigos de cualquier parte del mundo. Pero no todo era tan perfecto…
Al salir del bar con una sonrisa y la sensación de gran felicidad se chocan con una peña de españoles que conocían a David. Su sonrisa se convertía en una cara dura y seria como si hubiera visto un fantasma. Aunque lo que había visto era muy parecido, pero un poco mas asqueroso y peor. David sabía que esa gente no es de los tolerantes e iban a intentar hacer daño o insultar a Liang. Así paso, malditos, intolerantes empezaron a llamar a Liang amarillo, cara sin ojos, ojos raya, ojos chinos, hepático. Con ello intentaban hacerle sufrir por ser de una raza diferente a la suya.
El mayor del grupo, que era Andrés, se enfrento a David y le dijo: ¿Crees que haces bien siendo amigo de este y rechazándonos a nosotros?
- Cada uno elige quien es su amigo y quién no. – Contesto David a Andrés, con mucha tranquilidad y paz en sus ojos.
- Ehh… ¿Tío eres español o qué? Tienes que juntarte con nosotros – Dijo Andrés.
- ¡Mi nacionalidad no me impone tener amigos de misma nacionalidad! Además prefiero un amigo como Liang, de otra nacionalidad, que 100 amigos de mi misma nacionalidad como vosotros. –Dijo David con mucha razón en los ojos. Marchándose inmediatamente con Liang.
Los demás les respondieron algo a la espalda, pero David y Liang no les hicieron caso, ni se volvieron a mirarles. Andrés y compañía no dieron importancia a la sucedido porque para ellos era habitual y no se daban cuenta que podían hacer mucho daño si discriminan a los demás. Pero no… A ellos no les importaba nada…

Paso el tiempo, ya todos habían olvidado ese incidente. De repente un día cualquiera, Andrés se da cuenta de que se ha quedado solo, cada uno de sus amigos tenia escusas para no quedar con él. Casualmente se entero por uno, que se le escapo, y le dijo que todos sus amigos tenían una fiesta a la cual no querían que el fuese.

El se enfado con todos sus amigos y con un gran disgusto salió de su casa a dar una vuelta. Pasó por varias calles hasta que se llego a un parque pequeño donde había un montón de chiquillos y gente de su edad. Se sentó en un banco y su cabeza empezó a dar vueltas sobre su vida, sobre amigos. De repente ve a dos perritos jugando con un hueso y luego corriendo uno detrás del otro. Uno era muy blanco y pequeño el típico perro ratonero y el otro era de los grandes parecía un galgo. Esa imagen de esos perros tan diferente se clavo en la cabeza de Andrés. El recordó la situación con Liang y sintió un escalofrío por todo el cuerpo.

Y digo yo, tú te fijas en la nacionalidad, en la raza de la gente pero no en su interior. Eres una persona, un ser racional pero tus acciones son peores que las de un perro el cual no se fija en la raza de otro perro. Y podría seguir citando todos los animales...

Como podemos concluir solo los hombres se fijan en la raza, en lugar de simplemente disfrutar de la compañía del otro ser humano.

No hay comentarios: